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Isabel, madre de Martin Basualdo (foto:El Colectivo) |
20 años transcurrieron de la desaparición de Gomez y
Basualdo a manos de la policía de Entre Rios. El aparto represivo, la Justicia
y el poder político aun intactos, se encargaron de embarrar y cajonear el caso más emblemático de desaparición
forzada de personas en democracia en la provincia. La madre de Martin
Basualdo nos cuenta sobre la lucha
incansable por encontrar a su hijo.
En la década del noventa comenzó la
profundización de las condiciones de miseria estructural y la intensificación
de la represión por parte de las fuerzas policiales, criminalizando la pobreza
y la juventud en los barrios. La política represiva del menemismo en todo el
país dio rienda suelta a la violación de los derechos humanos: casos de gatillo
fácil, tortura y desaparición de personas en democracia formaron parte de la
cotidianeidad.
Entre
Ríos no estaría ajena a la aplicación de estas políticas que con el aparato
policial de la dictadura intacto, en complicidad con el poder judicial y
político, se encargaron de encubrir los casos con total impunidad, formando hoy
una numerosa y nefasta lista de asesinados por la Policía que nunca se
investigaron a fondo para dar con los responsables. El que mayor repercusión mediática
ha tomado fue el caso Gómez Basualdo.
Martin
Adrian Basualdo nació en Paraná el 5 de noviembre de 1974.Vivio hasta su
desaparición en 1994 en la Floresta, barrio popular, el barrio de Sportivo
Urquiza, a 5 cuadras de la aterradora comisaria Quinta. Martin tenía 19 años
cuando desapareció. Con anterioridad había denunciado en tribunales a “la Quinta” por apremios ilegales por parte
de sus efectivos. “La quinta cada 2 por 3 lo levantaba,
le pegaban” Cuenta María Isabel Basualdo, madre de Martin
a La Izquierda Diario. Ella
comenzó una incansable lucha contra la impunidad policial y judicial encargada de encubrir el hecho en complicidad con funcionarios
políticos que aun se encuentran desempeñando importantes cargos dentro del
Kirchnerismo entrerriano.
En la desaparición de Martin Basualdo y
Héctor Gómez se involucró desde un primer momento a personal de la división de Investigaciones
de la Policía de la Provincia, dos de los principales sospechosos aun se
encuentran en actividad dentro de la fuerza, uno de ellos apellidado Martínez y
Claudio Mendieta, que según una investigación independiente realizada por la
Liga por los Derechos del Hombre, lo encontró como principal responsable.
Isabel sufrió dos atentados en su vivienda por
aquellos años “me tirotearon
la casa y me tiraron una molotov, para mí que fue la policía”. Además fue
detenida sufriendo apremios ilegales en
la comisaria 15ª en un claro intento de silenciarla. “El policía me llevo
arrastrando de los pelos, perdí una zapatilla, no llamaron a una policía mujer,
en la comisaria me patearon los tobillos y me decían que me dejara de joder. En
tribunales un mujer policía me decía vos algo habrás hecho, me acusaron de
desacato a la autoridad y disturbios en la vía pública”, expresa la madre de
Martin.
Otro
de sus hijos, solo por el hecho de ser hermano de Martin, fue hostigado,
perseguido y golpeado por la policía hasta dejarlo inconsciente. La sombra de
la angustia se cierne sobre el rostro, surcado por las marcas del dolor en cada
arruga de Isabel, cuando su memoria se traslada hacia aquellos momentos oscuros
de su vida: “A él le han pegado, le han bajado los
dientes, lo esperaron en lo oscuro, le dieron tal paliza que lo dejaron
desvanecido y tuvimos que llevarlo al hospital, era un primero de año, no tenía
en que andar me acuerdo, no tenía ni para pagarme un remís”
Miles de obstáculos burocráticos, testigos
falsos y llamados anónimos, con el objetivo de embarrar la investigación y
desgastar a Isabel, ajaron el caso Gómez Basualdo, en este sentido Isabel
cree que“no se investigó nada, fue todo un circo, se tapo todo”.
La estigmatización, es la selectividad con
que la policía actúa en los barrios surcados por un constante estado de sitio
para descargar toda su furia contra los pibes morochos, con visera o capucha.
Ellos son el blanco elegido, ellos
son “los negros”, “los chorros”, “los borrachos” y “los drogadictos”.
La fuerza representa la inseguridad, e
Isabel es consciente de lo que
aun sucede en los barrios pobres, por esta razón opina que “La policía comete muchos atropellos en los
barrios, parece que tenemos un sello en la frente, te paran si usas gorrita,
arito o por el tatuaje. Cada uno es dueño de vestirse como quiera, los pibes de
los barrios no pueden ir al centro, tienen que estar en su barrio y de ahí no
salir, si salen es para que los pare la policía. No tienen trabajo y hay una
discriminación total”
En junio se cumplieron 20 años de la
desaparición de Martin, Isabel aun pide justicia y exige que al menos el cuerpo
de su hijo aparezca. “20 años es mucho, ya es hora que se sepa algo,
porque yo quiero saber donde esta mi hijo, en qué lugar está, para buscarlo,
llevarle una flor, hacerle una oración, porque es muy feo que te falte un hijo
y no saber lo que paso, ni saber el momento que vivió, que te lo arrebaten y
nunca sepas nada”.