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MONTES: PROTECTORES DESPROTEGIDOS

Pese a la ley bonazo que cuidaría los bosques nativos, en Argentina continúan arrasándose miles de hectáreas despiadadamente.
Los bosques proporcionan un hábitat a una amplia variedad de plantas y animales y cumplen otras muchas funciones que influyen de manera directa o indirecta en las actividades humanas.
 Por ejemplo, impiden la erosión, el desgaste del suelo por el viento y la lluvia. En parajes desnudos con poca o ninguna vegetación, las fuertes lluvias que caen sobre grandes áreas pueden arrastrar el suelo hasta ríos y arroyos, provocando corrimientos de tierra e inundaciones. En áreas boscosas la bóveda de hojas (la copa de los árboles), intercepta y redistribuye gradualmente la precipitación, que de otro modo podría causar inundaciones y erosión –una parte de la precipitación fluye por la corteza de los troncos; el resto se filtra a través de las ramas y el follaje. Esa distribución más lenta y poco uniforme de la lluvia asegura que el suelo y el agua no sean arrastrados de forma inmediata. Además, las raíces de los árboles y las otras plantas sujetan el suelo e impiden inundaciones y desbarrancamientos. La deforestación es la causa principal del proceso de desertización del suelo.

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