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Un Niño fenómeno.

El fenómeno del Niño fue un fenómeno climático natural que aparecía en las costas del Perú y Ecuador cada 7 años, sin embargo comenzó a alterarse y a ser mas intenso en los últimos años. Los pescadores del Perú lo bautizaron asociando la cercanía de la Navidad con su aparición.
La acumulación de gases como el dióxido de carbono, el metano y el ozono que atrapan el calor del Sol en la atmósfera terrestre, reforzado por las actividades humanas está alterando fundamentalmente El Niño al calentar artificialmente la atmósfera de la Tierra.
Por ejemplo, los científicos han relacionado a la corriente del Niño que empezó en 1997 con las condiciones extraordinariamente secas que arruinaron las cosechas y provocaron inmensos incendios forestales en Indonesia y Brasil. En Indonesia, los incendios afectaron a más de un millón de hectáreas de selva tropical y produjeron una espesa nube de humo que cubrió gran parte del sureste asiático durante al menos seis meses. La contaminación del aire debida a los incendios causó decenas de miles de afecciones respiratorias y provocó la cancelación de numerosos vuelos comerciales en la región.
Durante el fenómeno del Niño de 1997, por ejemplo, la costa californiana se llenó de miles de cadáveres de osos marinos septentrionales y leones marinos de California que habían sucumbido hambrientos. Muchos otros ejemplares, demacrados y debilitados, acudieron a la arena a morir.
El Niño también parece fomentar el crecimiento de organismos que transmiten enfermedades al ser humano. Por ejemplo, la humedad excesiva en zonas normalmente secas favorece la difusión de organismos transmitidos por el agua que provocan enfermedades tales como hepatitis, disentería y cólera. Además, las tormentas e inundaciones tienden a concentrar agua en charcas estancadas que proporcionan un hábitat idóneo para la reproducción de mosquitos (dengue; leishmaniasis).
Los fenómenos que la corriente del Niño ha producido en los últimos 20 años, han tenido características diferentes. El de 1982 y 1983 sorprendió a todo el mundo porque ocurrió en un momento del año más tardío y fue más intenso de lo pronosticado. El de 1991 y 1992 no desapareció como se preveía, sino que reapareció en 1993, y algunos científicos creen que de hecho se prolongó cinco años, una duración sin precedentes. El fenómeno de 1997 y 1998 comenzó antes, fue mucho más intenso de lo predicho, y el agua del océano se calentó más rápidamente de lo habitual.

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